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Perspectivas Macroeconómicas de América Latina en Cinco Gráficos


Nota del Editor: El 2 de octubre de 2014, la Brookings Global-CERES Economic and Social Policy in Latin America Initiative (ESPLA) publicó un nuevo informe sobre las perspectivas macroeconómicas de América Latina para el 2014: “Vulnerabilidades Macroeconómicas en un Mundo Incierto: Una Región, Tres Latinoaméricas.”  Los cinco gráficos que siguen exponen las principales conclusiones del informe.

Después de una década de alto crecimiento y grandes expectativas sobre el futuro de la región, el nuevo y menos favorable contexto global nos hace esperar el regreso a tasas de crecimiento mediocres del 3.3 por ciento durante los próximos cinco años, de 2014 a 2018. Esta reducción en el dinamismo económico de la región viene como consecuencia del cambio en las expectativas de crecimiento en las economías avanzadas (sumidas en lo que se denomina “estancamiento secular”); el panorama de China que apunta a una desaceleración gradual en las tasas de crecimiento debido al agotamiento de un modelo insostenible basado en la inversión e impulsado por el crédito; una disminución esperada en los precios de las materias primas; y un aumento gradual en el costo de la financiamiento internacional para los mercados emergentes.

¿Cuáles son los desafíos macroeconómicos que se avecinan para la región? Con el fin de responder a esta pregunta,  construimos una serie de indicadores comparables entre países. Cada indicador está normalizado de manera tal que para cada dimensión macroeconómica cuando el valor del indicador se encuentra por debajo de 1, la situación se considera positiva, mientras que cuando el valor se encuentra por encima de 1, la situación se considera negativa.  

Lo que emerge no es un relato de una única América Latina, sino de tres: una con fundamentos macroeconómicos sólidos (Chile, Colombia, México y Perú), una con fundamentos débiles (Argentina y Venezuela), y otra con fundamentos mixtos (Brasil). Cada grupo se enfrenta a desafíos de política económica muy diferentes.  

figure 1

Después de una sucesión de crisis bancarias, reestructuraciones de deuda y dificultades financieras, la salud del sistema financiero de la región ha mejorado significativamente. Claramente, el progreso realizado en materia de la regulación y supervisión de los sistemas bancarios de la región durante la última década parece haber dado sus frutos.

Con el fin de evaluar la solidez del sistema bancario, desarrollamos el Ratio de Vulnerabilidad Bancaria (BVR, por sus siglas en inglés), definido como la relación entre la proyección créditos incobrables bajo condiciones económicas más adversas—tasas de interés más altas, menor crecimiento y depreciación de la moneda—sobre los el máximo nivel de crédito morosos tolerable (definido como el nivel créditos incobrables que agotarían los previsiones por incobrabilidad y el capital bancario). Sorprendentemente, el Ratio de Vulnerabilidad Bancaria está por debajo de 1 para todos los países de la región, lo que significa que, si descartamos eventos extremos, los bancos de la región están en una posición sólida para soportar un posible deterioro en el contexto global y en las condiciones económicas domésticas. En definitiva y desde una perspectiva macroeconómica, esta vez el eslabón más débil no parece ser el sistema bancario.

figure 2

Desde el comienzo del periodo de enfriamiento a mediados de 2011, se ha producido un fuerte contraste en el comportamiento de las reservas internacionales entre aquellos países con acceso fluido a los mercados financieros internacionales y aquellos con acceso limitado. Si bien las reservas internacionales han seguido aumentando en los primeros (Brasil, Chile, Colombia, México y Perú), estas han disminuido significativamente en los últimos (Argentina y Venezuela).

Para evaluar la posición de liquidez internacional, desarrollamos el Ratio de Liquidez Internacional (ILR, por sus siglas en inglés). Este se define como la relación de las obligaciones de deuda a corto plazo del sector público—tanto domésticas como externas e incluyendo el stock de instrumentos de esterilización de los bancos centrales—y las obligaciones de deuda externa a corto plazo del sector privado no financiero que vencen en los próximos 12 meses sobre las reservas internacionales (sumadas a las líneas de crédito contingente acordadas a priori y líneas de crédito que potencialmente podrían ser negociadas con las instituciones financieras multilaterales o regionales).

Lo que encontramos es que los países del primer grupo—Chile, Colombia, México y Perú—tienen una fuerte posición de liquidez, lo cual les proporciona un colchón efectivo para protegerse contra episodios de turbulencia financiera en los mercados internacionales de capital, mientras que Argentina y Venezuela tienen una posición de liquidez internacional muy débil. Brasil se encuentra en una posición intermedia, pero cerca de los países con una sólida posición de liquidez.


figure 3

Con el propósito de evaluar las perspectivas de inflación, consideramos que un país tiene un panorama positivo de inflación si se espera que sus tasas se mantengan o caigan por debajo del 4 por ciento en los próximos tres años. Por el contrario, si los niveles de inflación superan el 4 por ciento, este panorama se torna negativo. Con esta definición en mente, desarrollamos el Ratio de Vulnerabilidad Inflacionaria (IVR, por sus siglas en inglés), definido como la relación entre la inflación proyectada a finales de 2016 sobre el umbral del 4 por ciento de inflación.

De nuevo, surge un cuadro heterogéneo en el que algunos países tienen una perspectiva de inflación muy negativa (Argentina y Venezuela) y se enfrentan a la necesidad de hacer ajustes significativos en sus políticas, mientras que otros tienen un historial sólido y sostenido de tasas de inflación bajas y estables (Chile, Colombia, México y Perú). Brasil no alcanza el umbral de 4 por ciento por un margen relativamente pequeño.

figure 4

Para evaluar la solidez de la posición fiscal desarrollamos el Ratio de Vulnerabilidad Fiscal, definido como la relación de la proyección a 15 años de la deuda como porcentaje del PIB (suponiendo que los ingresos del impuesto inflacionario son idénticos para todos los países) sobre un umbral del 50 por ciento de la deuda como porcentaje del PIB.

La imagen que emerge es muy diversa entre los países con una situación fiscal muy vulnerable (Argentina y Venezuela), los cuales se enfrentan a la necesidad de hacer ajustes significativos en sus políticas para estabilizar la dinámica de la deuda pública, mientras que otro grupo de países (Chile, Colombia, México y Perú) se encuentran cómodamente por debajo del nivel crítico de 1, mostrando una posición fiscal fuerte. Brasil comienza con niveles relativamente altos de deuda pública y exhibe una dinámica de deuda no-convergente que requerirá ajustes en las finanzas públicas, hechos en tiempo y forma, para preservar su solvencia crediticia actual.

figure 5

Cuando evaluamos las vulnerabilidades macroeconómicas, observamos que emergen tres grupos prototípicos en la región. Un grupo está compuesto por Chile, Colombia, Perú y México—países con acceso fluido a los mercados internacionales y al financiamiento multilateral y que presentan fundamentos macroeconómicos sólidos. Otro grupo está integrado por Argentina y Venezuela—países con acceso limitado a los mercados financieros internacionales y al financiamiento multilateral y que exhiben fundamentos macroeconómicos débiles. Por último, Brasil pertenece a un grupo intermedio, con pleno acceso a los mercados financieros internacionales y al financiamiento multilateral pero que presenta vulnerabilidades en algunas dimensiones macroeconómicas, especialmente en el frente fiscal.

Interesantemente y de acuerdo a las expectativas de los mercados, las proyecciones de crecimiento para el quinquenio 2014-2018, agrupan a estos siete países de la misma forma en que se agrupan de acuerdo a sus vulnerabilidades macroeconómicas (ver Figura 5).

La magnitud de los desafíos macroeconómicos dependerá de si los países pertenecen al grupo con fundamentos macroeconómicos sólidos, mixtos o débiles. Para los países con fundamentos macroeconómicos sólidos (Chile, Colombia, México y Perú), el principal desafío es consolidar la estabilidad macroeconómica en un contexto que habrá de ser más complejo. Para los países con fundamentos macroeconómicos débiles, los desafíos se basan en recuperar urgentemente la confianza para detener la fuga de capitales y la pérdida de reservas internacionales y resucitar la actividad económica. Para Brasil, con fundamentos macroeconómicos mixtos, el desafío consiste en tener la capacidad de reaccionar a tiempo en el frente fiscal para corregir cualquier deterioro incipiente que ponga en peligro su solvencia crediticia actual.

Desde una perspectiva del desarrollo, se necesitarán reformas que revitalicen el crecimiento en todos los países de la región para evitar un crecimiento mediocre en los próximos años. Un entorno menos favorable puede proporcionar los incentivos adecuados. De hecho, es precisamente en momentos difíciles cuando habitualmente se toman las decisiones políticamente complejas, cuando “lo políticamente imposible, se convierte en políticamente inevitable”.